La pedagogía actual está haciendo esfuerzos para asimilar la nueva cultura digital y sus herramientas. Se habla y se debate sobre el interés de los denominados entornos de aprendizaje personalizados que confieren un mayor protagonismo al alumno, siguiendo las pautas de la web 2.0 o una nueva generación de tutorias estratégicas y personalizadas (4).
Esto es coherente con sus pretensiones históricas. La pedagogía desde principios del siglo XX ha reclamado la idea de centrar la educación en el alumno -en el aprendizaje- en vez de en el profesor -en la enseñanza-. Pero aparte de experiencias pedagógicas concretas (de difícil extensión a otros ámbitos distintos), este asunto no ha pasado de ser una buena idea de difícil aplicación sin el concurso de las nuevas tecnologías.
Sin embargo, hoy, el mismo fenómeno que ha llevado a cambiar de la web 1.0 a la web 2.0 puede ocurrir en la educación (y, en especial, en la educación superior) y dar cobertura real a las pretensiones de la pedagogía tradicional.
Los estudiantes universitarios activos pueden crear sus propios entornos de aprendizaje, pueden elegir sus herramientas y buscan la información y orientación que necesitan allí donde esté, no sólo recibiendo de manera pasiva lo que los profesores les entregan a través de sus campus virtuales, sino de una forma activa y colaborativa.
Cabe pensar que si la web 2.0 la han hecho los usuarios, por analogía, la universidad 2.0
pueda definirse con un papel relevante y natural los alumnos si les dotamos de las herramientas adecuadas, de las cuales ya están familiarizados como nativos digitales..
En este sentido, tendríamos el reto de transformar los campus virtuales de tal forma que demos cabida a los entornos personalizados de aprendizaje de los alumnos, idea que abre paso en una mayoría de foros pedagógicos.
La tutoría estratégica es otro tema recurrente en la pedagogía moderna. Según las investigaciones de Bloom durante los 80 si un estudiante promedio recibe atención personalizada, puede superar al 98% del resto de los estudiantes.
En ambos casos, identificamos una mayor cercanía entre las herramientas que incorporar las tecnologías de la información y las inquietudes de la la pedagogía… Pero en todo caso, los estudiantes, los nativos digitales pueden llegar a tomar la inicitiva, dejando a las universidades en evidencia. El fenómeno edupunk, que hoy podría ser visto como una elucubración mental, pero que sintoniza con la filosofía que mueve a millones de personas en las redes sociales y los entornos colaborativos.
Al respecto, algunas universidades se han anclado en la estrategia de la “certificación”… Sin embargo, si nuestra credibilidad en herramientas, métodos y desarrollos tecnológicos aplicadados a la educación baja en términos comparativos, estaremos dando una gran oportunidad a los programas de certificación de otras fuentes. Según el Informe Horizon 2010, que periódicamente analiza las tendencias educativas, “la gente espera ser capaz de trabajar, aprender y estudiar donde y cuando quieren”. Nuestras rígidas estructuras no parecen responder a estas tendencias.
La sociedad avanza en prácticas que no se asimilan de buen grado en el ámbito universitario. Mientras que los usuarios avanzan en propuestas originales muy diversas desde trabajos colaborativos a tecnologías basadas en “la nube”, etc. en la academia quizás estamos lejos de liderar estos ámbitos. No hablemos de las nuevas formas de autoría, o propiedad intelectual, donde se da la circunstancia de nuestra frecuente complicidad con los sectores e intereses más inmovilistas de la sociedad.
En síntesis, podemos poner en peligro nuestro histórico gran monopolio de “certificación” si nuestra credibilidad docente queda mermada por la carencia de una auténtica alfabetización digital del profesorado y una visión universitaria que retome el liderazgo en esta cuestiones.
Esta post forma parte de la exposición Redes sociales, redes universitarias… (ir al enlace para ver el documento íntegro).
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